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¿Alguna vez te has enfrentado al aprendizaje de un nuevo idioma? Seguramente sí. Y seguramente también has experimentado un poco de angustia, o quizá demasiada angustia, a causa de aspectos como las normas gramaticales, la dificultad de aprenderte las palabras, no entender lo que te dicen, pero, sobre todo ¡LA PRONUNCIACIÓN! Sin embargo, no te preocupes que no estás solo en este mundo, ¿o acaso crees que cuando el profesor de inglés pregunta: «¿Quién quiere leer esta oración?», tú eres el único que intenta desaparecer por temor a no pronunciar bien, el único que cree que por no mirar al docente él tampoco te verá, que, por mirar fijamente al cuaderno, fingiendo que repasas la maldita oración, te vas desvaneciendo…? Pues no, no eres el único que cree tener problemas con la pronunciación. Ten presente que en el espacio de clases siempre estás rodeado de personas que tienen los mismos miedos que tú, el mismo miedo a hablar en una lengua extranjera porque temen no pronunciar bien y que esto genere la burla de todo el salón.
De las diferentes competencias comunicativas, la pronunciación, es decir, hablar, es la que más temor genera.
Analicemos las cuatro competencias que desarrolla una persona cuando se dedica al aprendizaje de otro idioma, para nuestro caso, el inglés: leer, escribir, escuchar y ¡hablar! En términos generales, las personas solemos sentirnos más cómodas con la lectura, ya que esta implica obstáculos que son fáciles de resolver, como el hecho de no conocer una palabra, lo cual se puede solucionar con el contexto o asociándola con otras por su forma. En cuanto a la escritura, tampoco es que nos genere demasiado temor, debido a que es una actividad individual, para la cual, generalmente, podemos consultar un diccionario, ¡a menos que nos toque salir a escribir en un tablero! Cuando se trata de escuchar, ya se empieza a padecer un poco, pues no solo dependemos de nuestra habilidad, sino de aspectos ajenos a nosotros como la habilidad de nuestro interlocutor, o sea, su pronunciación, si es que este tampoco habla inglés, o de la velocidad con la que nos hablen, o de la variante lingüística que estamos escuchando o de la paciencia que nos puedan tener. ¡Ah!, pero cuando nos hablan de PRONUNCIATION, morimos. Comienzas a sudar, tiemblas un poco, intentas recordar todas las reglas, tratas de acordarte de todas las palabras, reúnes todo tu valor, sientes que lo puedes lograr y dices con claridad: Ticher, gua yu du sai?
No te preocupes, pues no pronunciar bien es algo muy común que a todos les pasa. Aprende sin miedo.
Pero la mala pronunciación no es algo tan terrible. Como reza el viejo y conocido dicho, «de los errores se aprende»; y no son solo palabras populares, pues no hay mejor forma de pulir la pronunciación que pronunciando. Uno de los mayores temores a la hora de pronunciar se relaciona con la percepción que tendrán las demás personas, pues es posible que se burlen de ti por la forma en que hablas. Pero ten en cuenta, primero, que estas personas tienen los mismos miedos que tú y también cometen errores en su pronunciación; y, segundo, que cuando te equivocas el docente te señala los aspectos en los que estás fallando, de modo que, si eres receptivo, en una siguiente conversación no vas a cometer los mismos errores y vas a pronunciar bien. Teniendo esto en cuenta, notarás que es peor negarse a participar y a hablar, pues no podrás saber en qué te estás equivocando ni qué es lo que debes corregir para pronunciar correctamente, de modo que, cuando te toque hablar por obligación, por ejemplo, en una entrevista de trabajo o en un viaje al extranjero, pronunciarás de forma terrible y quienes te escuchen seguramente pensarán: «¡Qué mal inglés, güey!».
Es posible que haya personas con un mejor nivel que el tuyo, pero también otras a las que superes, así que relájate y aprende siendo tú.
Sin embargo, las burlas no son la única razón para temerle a la pronunciación, también lo es el hecho de sentirse el burro del salón. Y es que en cualquier clase uno se puede encontrar con compañeros a los que les va mejor que a uno y tienen buena pronunciación, por lo que uno siente que los propios aportes pueden no ser tan valiosos como los del pilo de la clase. Así, cuando se escucha a un compañero que pronuncia el inglés como si sostuviera una taza de té en la mano, con el dedo meñique estirado, nos sentimos inferiores y pensamos: ¡Maldita sea! Para qué me metí en esto. Pero esto tampoco es algo por lo qué preocuparse, pues cada persona tiene su propio ritmo de aprendizaje y, aun cuando haya compañeros que avanzan más rápido o la cogen con mayor facilidad, debes recordar que no se trata de una carrera y, en este caso, lo importante no es llegar de primero sino hacer bien las cosas. Por lo que te repetimos que la clave es: aprende siendo tú.
El aprendizaje de otra lengua no se puede quedar solo en la clase, es necesario sumergirte en el idioma y hacerlo parte de tu vida cotidiana.
Debes ser consiente de tu compromiso con el aprendizaje del inglés, es decir, las actividades que desarrollas para complementar y aplicar lo que te enseñan en clases, ya que esto influye drásticamente en la fácil y rápida apropiación de esa otra lengua y te puede ayudar a perfeccionar cualquiera de las competencias, incluyendo la pronunciación. De esta forma, al igual que cuando aprendiste español, debes sumergirte en el inglés, pues no te puedes quedar solo con tus clases; por ejemplo, cuando vayas al cine o veas una película en tu casa, trata de no verla en español, sino con subtítulos; a medida que mejores, puedes cambiar los subtítulos a inglés y, cuando tengas un muy buen nivel, puedes intentar sin subtítulos; todo esto te ayudará a mejorar la escucha, pero también tu pronunciación, al identificar como lo hacen actores nativos. También puedes etiquetar deferentes cosas o partes de tu casa o habitación con los nombres que tienen en inglés, para que te apropies de manera natural de palabras que se usan en la vida cotidiana. Además, si te gusta leer, puedes conseguir un libro de relatos cortos en inglés, para que practiques haciendo algo que te apasiona. En cualquier caso, sumergirte en el inglés es hacer que esta lengua sea parte de tu vida cotidiana y no se convierta solo en una actividad de martes y jueves, pues así te costará mucho más trabajo poder llegar a manejarla con fluidez.
Es importante encontrar un lugar en el que te sientas cómodo y puedas aprender sin miedo y, sobre todo, aprender siendo tú mismo.
En este punto, quizás te estés preguntando: Pero ¿por qué en el instituto de inglés no se preocupan por los miedos que uno siente en el espacio de clases o por sumergirnos en el idioma? Te contamos que esta es una de las mayores preocupaciones de nuestra escuela de inglés, English training, un espacio seguro en el que el inglés se aprende sin miedo, dejando atrás todos esos prejuicios que se tejen alrededor del aprendizaje de una segunda lengua y, lo más importante, una escuela en la que puedes aprender siendo tú.

Paulo César rico Gutierrez
Filósofo
Magister en Hermenéutica Literaria
2 Comments
Muy buen artículo. Dejan claro que lo miedos existen y se convierten en una barrera para aprender el idioma, sin embargo si se pueden afrontar y romper esos juicios personales que no nos dejan aprender.
Gracias por la información. Signa así!
¡Hola Andrey!
Gracias por tu mensaje, esto lo hacemos con el mayor de los gustos y con el fin de que cada día todos seamos mejores.
Feliz día.