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En la actualidad, si todos los jóvenes que terminan su educación secundaria y que desean hacer una carrera universitaria pudieran estudiar lo que supuestamente quieren, tendríamos una sociedad de médicos e ingenieros.
Si todos los aspirantes a la educación superior pasaran a la carrera que pretenden, el 80% de la población sería médico, un 19% ingeniero y el 1% se dedicaría a perder su tiempo en carreras diferentes. No tendríamos ni taxistas ni barrenderos ni personal del aseo ni tiendas de barrio y mucho menos quién nos arregle los zapatos.
Recuerdo cuando terminaba mi bachillerato técnico en diseño industrial. Mis compañeros de técnica recurrentemente interpelaban a nuestro profesor con preguntas como: “profe, ¿cuál carrera da más plata: ingeniería industrial, ingeniería civil o arquitectura?”. Por mi parte, yo, inocentemente, no preguntaba nada, pues sabía que la filosofía no entraría dentro de esta escala.
Vivimos en una época de modelos errados, donde la mayoría de nuestros estudiantes se equivoca en la profesión que elige para su vida, por lo que se da la deserción en las universidades o la infelicidad en las sociedades. Esto se debe a que actualmente los criterios para elegir una profesión son la rentabilidad de la carrera, el tamaño del mercado, la tradición profesional familiar, los sueños frustrados de los padres, el círculo de amigos u otros factores que no deberían direccionar tal decisión.
En nuestra sociedad se demeritan oficios como el de mantener limpia una empresa, ofrecer tintos a los usuarios, transportar personas de un lugar a otro, entre otros. Se suele mirar por encima del hombro a personas que se dedican, según nosotros, a labores secundarias sin ninguna trascendencia social. Pero, ¿qué sería de una sociedad donde todos somos gerentes?
Algunos filósofos han gastado tinta en este asunto, aunque creo que no había necesidad de que lo hicieran para que se llegue a la conclusión de que lo más importante es amar lo que se hace; sin pasión no hay nada. Escuché en una película india hace algún tiempo que decían algo así como que uno no se debe preocupar por el éxito, sino que debe preocuparse por ser excelente en lo que hace y el éxito irá detrás.
Comparto totalmente esta visión. Si fuéramos capaces de cambiar nuestra visión del mundo y educáramos de manera adecuada a nuestros hijos, alumnos y ciudadanos, viviríamos en un país con médicos sensibles, ingenieros orgullosos, taxistas de corazón y, sobre todo, en un país que se levanta cada mañana feliz de hacer lo que hace.
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1 Comment
hola . como se llama la peli q mencionas en el articulo?