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En nuestro país, se ha vuelto una necesidad social indiscutible continuar formándose después de terminar la educación media, por lo que muchos jóvenes, al terminar sus estudios de bachillerato, buscan entrar a estudiar una carrera profesional en una universidad. Ante este deseo de emprender su camino a la educación superior, los jóvenes se encuentran con universidades de todo tipo que tienen ofertas diferentes, pero que, en general, se pueden dividir en públicas y privadas; las primeras, suelen gozar de muy buen prestigio y tener unos costos muy bajos, por lo que, dado el contexto de nuestro país, son muy apetecidas por los estudiantes; las segundas, si bien muchas también se han ganado un lugar entre las mejores universidad del país, tienen costos muy elevados, lo que hace que no sean tan atractivas para la familia promedio.
Teniendo en cuenta esto, las universidades públicas son las que mayor demanda tienen año tras año, pero para poder ingresar a estudiar su carrera, los jóvenes se encuentran con una dificultad: los exámenes de admisión. La mayoría de las universidades del país, incluyendo también las privadas, tienen procesos de admisión que los aspirantes deben aplicar; en algunos casos, la universidad tiene un examen particular, en otros casos, hace la selección por medio de los resultados en el examen de Estado (Icfes saber 11°); pero, sea como sea, siempre habrá un escollo en el camino a la educación superior.
¿Será que el colegio nos preparó para esto?
Las pruebas de las universidades evalúan lo que consideran conveniente o lo que desean que manejen los estudiantes que ingresen en ellas. De esta forma, los aspirantes se encuentran con frecuencia con exámenes que evalúan disciplinas que ellos estudiaron a lo largo de sus años de colegio, pero también con algunas que nunca han aprendido como tal.
No obstante, aun cuando un joven haya estudiado durante toda su vida una materia en el colegio, ¿cuál es la probabilidad de que realmente se haya apropiado de los conceptos y haya comprendido los temas? No nos digamos mentiras, en términos generales, la educación en nuestro país es como hacer chorizos, por lo que ni los estudiantes atentos ni mucho menos los descuidados suelen aprehender verdaderamente los conceptos y teorías que sus maestros les enseñan.
En esta situación, los jóvenes que desean tomar el camino a la educación superior se encuentran con dos opciones: lanzarse al agua con lo mucho o poco que hayan aprendido en su vida escolar o prepararse para enfrentar el reto. Ante esta dicotomía nuestro consejo es claro: prepárate.
Prepararse es necesario para aumentar tu probabilidad de éxito
Y es que como se vio, es posible que las dinámicas educativas de muchos colegios no aporten al verdadero aprendizaje de los estudiantes, por lo que estos, con frecuencia, se ven en aprietos cuando se enfrentan a los exámenes de Estado o a los exámenes de admisión de las universidades. De esta forma, muchos jóvenes ven frustrados sus sueños por lo bajos puntajes que obtienen en estas pruebas, para las cuales se hace necesario, entonces, prepararse en las áreas que evalúan (matemáticas, lenguaje, ciencias sociales, ciencias naturales, etc.), pues, aun cuando se crea tener un buen desempeño en determinada materia, es posible que todavía haya algunos aspectos por ajustar, reforzar o por aprender. Así, al prepararte, por ejemplo, en el área de lenguaje, seguramente tu rendimiento en dicha disciplina mejorará y tu puntaje será más alto, poniéndote un poco más cerca de la meta que esperas.
Pero… prepararse no es tan fácil, implica sacrificios
Como se puede adivinar, no todas las personas deben prepararse de la misma manera en su camino a la educación superior: algunos tendrán más dificultades con unas áreas que con otras; otros sentirán que todas las áreas deben ser mejoradas; y quizás también haya quienes consideran que tiene un buen nivel general, pero desean pulir ciertos detalles.
Así pues, dependiendo de las necesidades que tengas, la preparación será más o menos exigente, pero siempre requerirá que pongas todo de tu parte. Claramente, mientras más generalizadas y profundas sean las dificultades, prepararse demandará mucho más tiempo, pero en general, deberás destinar tiempo para asistir a clases, si te preparas en un instituto, realizar tareas, ver información complementaria, resolver simulacros, entre otras actividades de aprendizaje. De modo que, en cualquier caso, tienes que estar dispuesto a sacrificar un poco de tiempo de ocio o con amigos, para dedicarlo a prepararte, pues si esperas que con ir a clase o con leer un artículo en internet ya serás un experto, estás muy equivocado.
¿Qué ventajas puede traer prepararse para los diferentes exámenes?
Hasta este punto, ya es claro que prepararse se traduce en mejoramiento del rendimiento en determinadas materias, lo cual es una de sus mayores ventajas. Sin embargo, hay otras que te pueden dar un plus con respecto a las personas que no desean prepararse.
Por lo general, cuando los jóvenes se enfrentan al examen de Estado o a los exámenes de admisión de las universidades por primera vez, no conocen mucho acerca de estos, por lo que, además del poco manejo que puedan tener de las áreas evaluadas, se encuentran con el poco conocimiento del examen que enfrentarán. Así, el prepararse, sea en una institución o por cuenta propia, te dará una noción general de lo que encontrarás en el examen: áreas que se evalúan, cantidad de preguntas, tipo de preguntas, tiempo para resolver la prueba, características de las preguntas, etc. De modo que ya sabrás lo que encontrarás en el examen y podrás llegar con todas las herramientas necesarias para coger el toro por los cuernos.
Además, prepararte también te permite conocer diferentes tips que te pueden ayudar a resolver de manera más adecuada una pregunta, a optimizar mejor el tiempo que empleas, a descartar con mayor facilidad una opción de respuesta, a comprender de mejor manera una lectura o, incluso, a manejar el estrés que te pueda ocasionar un examen.
En síntesis, muchos jóvenes de nuestro país quieren continuar su educación, por lo que buscan seguir en el camino a la educación superior, pero en este rumbo se encuentran con procesos de selección para los que, con frecuencia, no se encuentran capacitados, lo que hace necesario que inicien una preparación, la cual, si bien exige de ciertos sacrificios, puede traer también grandes beneficios que les ayudarán a superar todos los retos que les esperan.
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